BAAR. Buenos Aires Alto Rendimiento

Organizado por Archmedium
2012

IM-PERMANENCIAS. FUTURO OPERATIVO COMO ENTIDAD DE CIUDAD

Más allá de arquitecturas paramétricas demasiado tecnológicas o imágenes recurrentes que muestran espacios carentes de reflexión, apelamos a nuestra profesión de arquitectos como artífices de espacios coherentes de racionalidad tanto espacial como funcional que, mediante el uso o la incursión de los parámetros vernáculos más esenciales, configuran nuestra condición de habitar.

Dicha condición de habitar, repercutirá de un modo determinista, tanto en la gestión como en el comportamiento inherente del habitante, el cual se muestra como unidad más pequeña que, a su vez es partícipe de la unidad colectiva; siendo el concepto de unidad colectiva el que garantizará un estándar colectivo puesto al servicio del futuro más inmediato, tanto de la ciudad como de la arquitectura global.

Así pues, para dar respuesta a dichos preceptos, se propondrán dos intervenciones:

La primera, que surgirá a modo de llamamiento a un cambio de mentalidad tanto de la ciudad como hacia un futuro que la arquitectura por sí sola no puede abordar, es decir, que nace como respuesta a una ansiada renovación de la ciudad-ciudadanía mediante un elemento visible desde toda la ciudad y presente en cualquier hecho cotidiano.
Se parte del referente que supone para la ciudad de Buenos Aires, la Torre Espacial, a modo de pieza susceptible para su colonización en altura. Su condición de hito, hace posible la oportunidad de generar un enclave urbano que abogue por la concienciación ciudadana, a partir de una acción de comunicación que queda materializada por la pulverización de agua en partículas muy pequeñas, generando nubes en dispersión, las cuales son visibles desde muchas perspectivas de la ciudad.
Dicha acción, supone a su vez, un diálogo con el Río de la Plata y el refuerzo de la estrecha relación e importancia de la cultura del agua imperante en la región.

La segunda, se verá materializada como la pieza fundamental de programa, en un centro de tecnificación deportiva; alojando en su interior un programa de necesidades relativo a la satisfacción de un conjunto de vivienda, un centro de estudios y todos los equipamientos deportivos precisos para el entrenamiento y desarrollo de las facultades físicas de los deportistas. A su vez, mediante esta actuación y, su posicionamiento en esa suerte de “parte de atrás” de la ciudad junto con el respeto y reactivación de las preexistencias, se otorgará a ése nuevo espacio, una función de reactivación, conexión e integración con el complejo mecanismo de la ciudad.
Como individuos poseedores de vivencias y necesidades únicas, se propone que la vivienda se fraccione en dos: una unidad común de servicios dotado de elementos básicos para el desarrollo de la vida cotidiana y de las instalaciones deportivas, unido a unas unidades de habitación donde se alberga el individuo más íntegro, exponiéndose a su propio habitar.
De la agrupación de dichas unidades, se configura un sistema de comunicación que actúa a modo de transición e intercambio entre la parte más personal hasta lo más participativo.
La concepción inicial del edifico es la de alojar a deportistas que a la vez son estudiantes, ofreciéndoles una residencia durante su etapa formativa. Pero, se pretende ir más allá , en el establecimiento de vínculos entre ellos, donde esas vivencias, sean artífices y condicionadas según las diferentes etapas de la vida, y con ello, susceptibles a cambios o modificaciones según las necesidades. 
De este modo, se combinarán de forma pareada las unidades para así, generar espacios intermedios que puedan colonizarse por la apertura y relación de las unidades comunes, integrándose estos nuevos espacios en las unidades individuales de vivienda. Por ello, se establecerán modos de habitar versátiles a los sujetos y, que a su vez, creen situaciones simbióticas de participación entre habitantes.


De este modo, nuestro objetivo no consiste en hacer un edificio de referencia para la ciudad y que posea visualmente un marcado carácter imperante, sino que, dejaremos de alimentar nuestros ojos, con el objetivo de dar un paso hacia delante, hacia un futuro consciente y consecuente con nuestro compromiso con la arquitectura.

Por ello, no consistirá en otro edificio inerte e inmutable al paso del tiempo, cuya fecha de producción sea limitada, sino que proponemos una arquitectura que abarque y sea receptiva a los cambios en el tiempo, aceptando variaciones, crecimientos, decrecimientos o adaptaciones tecnológicas; o bien pueda ser capaz de retornar a su estado inicial según las necesidades demandadas, ya sea por la propia sociedad o bien exigencias internas del centro, necesarias para su buen funcionamiento y su desarrollo potencial.


Proyecto realizado en colaboración con Carolina Hernández Olmos.

Este sitio utiliza cookies para mejorar la experiencia del usuario, si continúa navegando se considera que acepta su uso. Para más información vea Política de Privacidad y Cookies. OK | Más información